¿Muestra de
músculo?
POR MIGUEL II HERNÁNDEZ MADERO
El próximo
domingo se realizarán las elecciones del PRI para elegir a su presidencia
nacional, con tres aspirantes, de quienes uno (Alejandro Moreno Cárdenas), ya
tomó una ventaja significativa y prácticamente inalcanzable, en tanto que quien
le sigue en las encuestas (Ivonne Ortega Pacheco) se ha dedicado a acusar que
habrá una “elección de cúpula”, descalificando de antemano el proceso.
Pero detrás,
muy rezagada, según las mismas encuestas, la exdirigente juvenil Lorena Piñón
Rivera y su compañero de fórmula Daniel Santos Flores, ha basado su estrategia
en exponer las viejas mañas ya conocidas y a ponerle etiquetas a quien asume
como responsables.
Todo quedaría
en la anécdota propia de un proceso de selección de partido, como el PRI,
acostumbrado a prácticas hegemónicas, caciquiles y de franca manipulación, pero
lo que llama la atención es que, durante la gira de Piñón Rivera por Yucatán,
se encontró con situaciones que parecían una “muestra de músculo”, por parte de
quien se ha asumido como la gran electora de estas tierras.
Primeramente,
en la madrugada alguien llamó al hotel sede de su rueda de prensa, para
cancelar el evento, haciéndose pasar por alguien encargado de la organización
de los actos de campaña de Piñón y Santos Flores.
Al no contar
ya con el local, realizó el encuentro con los medios en unas mesas habilitadas
en un rincón del restaurante, donde enfrentó a algunos comunicadores “hostiles”
e identificados como simpatizantes de la ex gobernadora de Yucatán Ivonne
Ortega Pacheco, según señalaron miembros de la comitiva.
Después de
eso, menudearon en redes los mensajes ofensivos y amenazantes, llegando incluso
a dar ultimátum, para que “dejara” de hablar de la exgobernadora yucateca. Esto
provocó que Lorena Piñón decidiera cancelar los eventos que le quedaban por
cubrir en Yucatán.
¿Qué pasó en
sí? Difícilmente podría haber sido una orden directa de Ivonne Ortega, pero sí
sus simpatizantes o colaboradores ya fanatizados quisieron dar una “muestra de
músculo” para probar qué tan fuerte es la familiar lejana del fallecido Víctor
Cervera Pacheco. Sobre todo, porque estamos en su tierra natal, la que piensa
que controla y a la que, según parece, piensa que tiene derecho por “linaje” o
herencia de sangre.
Es irónico que
mientras se habla de procesos limpios, de vigilar las elecciones, de combatir
las decisiones cupulares e ir contra las imposiciones, se muestre en los hechos
una actitud intransigente, autoritaria e impositiva, con los viejos vicios que
cavaron cada vez más hondo la sepultura del PRI y que con sus acciones le echan
palada tras palada a ese ente que fue derribado en las elecciones de julio de
2018 y que tal parece ser un cadáver insepulto.
La opción para
el PRI es renovarse, entender que México ya no es su cacicazgo y que, si quiere
volver a ser el “partido de las mayorías”, debe desligarse de todo aquello que
lo marcó durante décadas y llevó al hartazgo, la desesperación y el enojo.
Ojalá que el
domingo no haya violencia, ni se generen protestas que nos lleven a todos de
corbata, aunque no tengamos nada que ver con ese instituto político.
Hasta la
próxima…
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